viernes, 27 de noviembre de 2009

Mirando al cielo

Los mejores años de nuestras vidas,
las mejores Lunas sabor a miel.
Tus manos traviesas nunca se olvidan,
tu boca impaciente sobre mi piel.
Siento dentro que se acaban mis días.
No quiero leyendas de valentías,
ni medallas por cumplir con mi deber.

¿Y qué hago aquí mirando al cielo
a diez mil kilometros de tus besos
si te echo de menos?
Muda está mi vida... Te echo de menos.
¿Y qué hago aquí?
Sin ti no puedo...

Los mejores años de nuestras vidas
se los estoy dando no sé a qué o a quién.
Y esta puede ser la última vez
Que te hable, que te escriba, que te llore,
que te diga:
Que daría mi vida por morir a tu lado.

¿Y qué hago aquí mirando al cielo
a diez mil kilometros de tus besos
si te echo de menos?
Sorda está mi vida... Te echo de menos.
¿Y qué hago aquí? Sin ti... No puedo.

Lejos, extremadamente lejos de tus besos,
intentando en vano cazar las estrellas con los dedos.
Echándote de menos, tu carita de melocotón
tu boca, tu pelo ¡Ah!
Mirando al cielo, implorando un tiempo muerto
al dueño del universo pa que escuche mis versos
y me mande de regreso directo a la tierra del fuego,
a tu cama en llamas, con besos de queroseno.
Y me enveneno aquí sin ti, extraño tu presencia
carnivora de tu esencia,
duele más tu ausencia que las balas del infierno.

¿Y qué hago aquí?
Sin ti... No puedo.