viernes, 25 de diciembre de 2009
Firme
No voy a ir... No puedo ir. Dejar mi puesto significaría estar abierta a un bombardeo y, a perder la batalla. Y estoy dispuesta a mantenerme firme en mi puesto sin bajar la guardia. Irme, acudir a la primera llamada como una necia, significaría fallarme a mi misma y a mis promesas. Y no voy a hacerlo... 'Definitivamente' significa 'definitivamente'. Y... no me creo nada. No me creo que no te acuerdes de anoche, no me creo tus lágrimas... Ya ha pasado muchas veces, muchas veces has vuelto con lágrimas de cocodrilo y yo me lo he tragado, pero esta vez no. Si no te acordaras, llamarías como cualquier otro día, hubieras venido. Pero si llamas suplicante recelándote que algo ha pasado (y tú dices que no te acuerdas...) es porque sí lo recuerdas.
A pesar de todo, a pesar de ser el fin... Sigues comportandote como el niño que solo llora cuando lo miran. Como el niño que se lanza a la desesperada cuando no sabe qué hacer. Como el niño que eres.
Y esa muestra, esa reacción, sólo me da más razones para ver que sigues igual... Que hago bien. Que no voy a moverme de mi puesto.
Moulin Rouge
¿Sabes qué? Estoy escribiendo, como Christian, de Moulin Rouge. ¿Te acuerdas de cuando vimos por primera vez esa película? Fue la primera vez que te quedaste en mi casa, qué noche más maravillosa :) Me hizo muchísima ilusión estar juntos acurrucados en el sofá viendo una de mis películas favoritas. No sabía si iba a gustarte, la verdad. Pero aun asi accediste a verla conmigo sin rechistar, como muchas otras películas que luego te han gustado... O no.
Estaba mirando una foto tuya... Bueno, varias en realidad ¿Qué hago con ellas? ¿Y con los videos? ¿Y con los regalos? Vamos a dejar ya de ser críos... No voy a tirarlos, ni a devolvertelos. No todavía. Como soy un poco tonta, no voy a precipitarme y voy a esperar a ver qué pasa... Como hice con estos. Y, cuando vea que no hay vuelta atrás... Entonces sí... entonces será todo borrado para siempre.
'Come what may...' Sí, ya. Es sólo una película, aunque bueno... con un final distinto al de todas las comedias románticas americanas. No nos diferenciamos mucho de la ficción, ¿no? Aquí ha muerto algo también, aunque no físicamente. Te veo como un extraño... Por más que miro tu rostro, es una sensación muy rara y... que da miedo, me aterra. Porque sé quién eres, o... al menos, quién creía que eras. Pero... no te reconozco, no veo nada familiar en ti. No sé si veo al chico de hace un año o al de hace unos días. Y no sé a cuál prefiero, porque al de hace un año no lo conocía... pero el de hace unos días, no me gusta.. Y odio esto, y sentirme así, y estar escribiendo y triste en Navidad. Te veo en cada imagen.. con tus ojos, con tus labios.. y sí, sin duda eres aquél chico del 7 de Diciembre en la estación ¿quién ibas a ser si no? Pero luego, a esa cara que tanto me gusta, le pongo la personalidad del chico de hace unos días, de hace unos meses... Le pongo esas palabras hirientes en la boca, esa mirada de indiferencia en los ojos, esa expresión de cansancio en la cara... Y entonces es cuando no te conozco. Porque no me encajan las cosas.
¿Yo soy la misma para ti? ...
¿Tanto daño te he hecho en estos 11 meses? ¿He cambiado tanto como tú? En esencia soy la misma, siempre lo he sido... Pero... no puedo reaccionar con sonrisas ante el comportamiento que has ido desarrollando. Y puede que eso haya sido lo que me ha cambiado, o por lo que tú me ves cambiada. Si tú ibas perdiendo las ganas de luchar... Imagínate yo. Es como si tu capitán te dice que no hay esperanzas, como si William Wallas se hubiera rendido y ya no quisiera pelear más por la libertad. Entonces, si yo soy uno de esos soldados a sus órdenes... ¿qué hago? Él representaba la fuerza, el valor, él me ha impulsado al campo de batalla, a luchar por algo que parece imposible. Yo no soy nada, nadie. Si él se rinde... ¿Qué me queda a mí? Pues así me siento...
Espero que con ese ejemplo lo entiendas. Aunque no lo creas, siempre he intentado ponerme en tu lugar, siempre. Siempre he mostrado interés por tus cosas, aunque algunas me aburrieran o no las entendiera. Pero daba lo mismo, son tus gustos y tus sueños y yo iba a apoyarlos y a mostrar el interés que hiciera falta para mantenerlos vivos.
No sé qué ha pasado... De verdad que no. ¿Cuándo decidiste abandonar tu vida? ¿Y por qué? No lo entiendo, ¿a caso no era yo una razón para seguir, para levantarte, para hacer cosas aunque no te gustaran? Porque... eso era lo que me decías. Y, eso era lo que yo pensaba. Ir al instituto, hacer deberes, estudiar, meterme en tu mundo... Todo sólo por ti, porque tú me dabas fuerza y le dabas ese toque de gracia a cosas tan asquerosas como latin y griego. ¿Yo no lo conseguía por ti...? Porque si es asi... entonces entiendo perfectamente lo que ha pasado.
¿No te has planteado nunca que igual no estuvieras realmente enamorado...? Igual, solo viste en mi un refugio para esconderte de la realidad que te atormentaba. Pero, igual yo no tenia la suficiente capacidad como para abarcar todos tus males... Me desbordaban, y a ti te desbordó ver cómo tu salvación se hundía contigo. Y esa sensación de haber encontrado alguien con quien sentirte a gusto, se convirtió en la costumbre de verme, y esa costumbre... la confundiste con el amor. Porque, si de verdad me querías, si de verdad me amabas, si de verdad ibamos a estar juntos para siempre... ¿por qué no lo intentaste ni un poquito? ¿Por qué me dejaste ver cómo te hundías? ¿Piensas que es agradable y que me hace bien ver a la persona que amo cómo se va desintegrando sin yo poder hacer nada? Eso dolía más que cualquier palabra que me pudieras decir...
Aunque yo a eso ya estaba acostumbrada, y lo sabes. Es la segunda vez consecutiva que me pasa en una relación... como la que empezó aquél 22 de Enero. Me empeñé en que podía cambiar a esa persona, en que podía hacerle ver el cielo azul y no gris, en que él era una gran persona y tenía que quererse a sí mismo..... Pero jamás lo conseguí. Como contigo. En ese aspecto, aunque te enfade que lo diga... Sois iguales. Ambos os creíais atrapados en una nebulosa negra y ninguno, a pesar de asegurar y rejurar que me amábais... me dejó entrar. La diferencia, es que tras un mes de angustia y de vivir sólo por él, me dejó. Y ahora, tras casi un año de intentarlo por ti... He sido yo la que no he aguantado más. Igual ha sido mi subconsciente el que me lo ha pedido por favor, porque no soportaría otro abandono. O igual he sido yo la que se ha rendido... Pero, tú te rendiste primero.
Lo que tampoco entiendo... es cómo en aquella época, después de haberlo pasado tan mal por ella y haber sufrido tanto... Eras feliz, o al menos yo te veía así. Y tiempo después, al estar conmigo... Parecía que tu mundo había acabado y no había más esperanza...
En fin...
¿Sabes? Estoy escribiendo... Como Christian, estoy escribiendo nuestra historia... Desde aquél 7 de Diciembre. Lo que ocurre es que me da miedo... Miedo, porque conozco el final.
Soltarla.
Jamás recuperaremos aquello.
Ni las primeras miradas, ni el primer beso, ni los roces involuntarios, ni los paseos eternos.
Porque mirar hacia delante, duele. Pero mirar hacia atrás, duele el doble.
Dejaste que me creyera aquello que no eres, y si lo eras... Cambiaste de un modo horrible hasta convertirte en esto de lo que ahora huyo.
Me gustaría recuperar la seguridad entre tus brazos, el ser yo la princesa débil, el ayudarte con tus problemas y no cargar con ellos, el no discutir, el pensar que tenías la edad que tu DNI dice que tienes.
Me gustaba tanto verte llegar por la puerta de la estación y que siempre estuvieras sonriente... Me gustaba abrazarnos en medio de la calle cuando no sabíamos a dónde ir, que escucharas mis problemas y aunque no supieras cómo... intentaras ayudarme, no hundirme con los tuyos.
Echo de menos escribirte textos bonitos en el fotolog, y echo de menos pensar en que eras el típico dieciochoañero con fuerza para cambiar el mundo y que por encima de todo, creía en sí mismo y en sus posibilidades. Echo de menos ver simplemente una cara tuya, tu única cara. Porque con el tiempo te has ido combirtiendo en un monstruo con miles de caras, con miles de 'yo's que me desconcertaban y me asustaban... Y que han acabado matando esto.
Echo de menos muchas cosas, y me gustaban muchísimas otras... Pero ahora también odio.
Odio que abandonaras todo eso que fuiste cuando me conociste. Odio que con ella fueras fuerte y conmigo dejaras que yo fuera la que te solucionara la vida. Odio que te acomodaras en el 'no puedo' y dejaras que los demás se descoyuntaran por ti sin tú mover un dedo. Odio que te combirtieras en un infantiloide esquizofrénico, usando estúpidas excusas para no hacer frente a los problemas. Odio que no pudieras dar a esto lo necesario para que conquistara el futuro. Odio que te rindieras. Odio cada una de las palabras que dijiste que tengo clavadas en el pecho. Odio tus 'te odio', tus 'te dejo', tus 'que te den'. Odio todos los 'te quieros' que fueron reemplazados por 'no te necesito' o 'soy gilipollas por estar contigo'. Odio que con19 años pienses que tienes la vida acabada. Odio que mientras yo me desvivo por conseguir un futuro para los dos, por estudiar, por trabajar, por intentar cambiar las cosas... Tú no hicieras nada y esperases que cayeran las cosas del cielo. Odio las promeasas que jamás cumpliste. Odio leer los mensajes privados y del movil en los que me decías 'esta es la última vez, no te haré más daño, cambiaré', porque nunca era la última vez. Odio que abandonaras tus 'voy a luchar contra el destino por estar juntos' por un 'quiero morirme y no me importa nada'. Odio que te hundas en la mierda pero además hundas a los que están a tu alrededor. Odio que no te importe lo que los demás hacen por ti, y odio que tú no hagas nada por ellos. Odio haber llegado al extremos de darme igual si acabas durmiendo en la calle o intoxicado hasta el culo en tu cama, porque tú te lo buscaste. Odio que seas tan cobarde, que no te acuerdes del 1 de enero de 2009 y eso te de fuerzas para continuar adelante. Odio que nunca pusieras de tu parte, que criticaras a todo el mundo sin conocerlo, los defectos de los demás, pero jamás vieras los tuyos. Porque tus 'soy una mierda' y 'no valgo para nada', no te los creías ni tú. Y si te los creías, haber hecho algo para evitarlo. Odio que se haya terminado el amor y me haya pasado 24h horas llorando sin parar. Y odio todo lo que me queda por llorar. Odio acordarme de cuando eras todo alegría, todo chistes, todo ilusiones y verte ahora como un putrefacto cuerpo esperando que llegue la muerte. Odio que no seas lo que yo había pensado que eras. Odio que me hayas hecho llegar a este extremo. Odio tu comportamiento cuando nos enfadamos, antes llorabas, te lamentabas y yo lloraba también, nos pedíamos perdón y nos besábamos. Ahora hablas como si estuvieras loco, te ríes, susurras, DAS PENA, no pides perdón y nos insultamos, me dejas, nos hacemos daño y luego me mientes diciendo que no pasará más. Y odio eso. Odio creer que eras un chico maduro, con esperanzas y sueños para el futuro juntos: una boda en la playa, hijos, una casa de madera, un trabajo... Y me duele y odio ver que ahora es: quiero morir, soy una mierda y tú no me importas. Odio que no asumas tus responsabilidades. Odio que me hagas daño. Odio pensar que no voy a verte más, que me muero por hacerlo pero que ya no quiero. Odio pensar que esto es definitivo y para siempre. Odio pensar que no vas a llamarme ni aparecer en mi casa con una rosa. Odio saber que soy gilipollas por pensar que ahora cambiarás, tomarás iniciativas, sonreirás, te esforzarás, buscarás un módulo y en unos meses vendrás a mi casa con el aspecto que tenias el año pasado. Odio creer que puedes cambiar por la persona a la que amas, porque me has demostrado que no puedes. Odio que se acabe esto. Odio que me metieras en la cabeza la idea de que estaríamos juntos para siempre porque me la creí y ahora no puedo sacarla de mi mente. Odio que intentes tan poco por salvar esto. Odio recordarte el 29 de Diciembre y luego recordarte ayer al teléfono mientras susurrabas como un puto lunático y me decías que me odiabas. Odio que no te des cuenta de las cosas, que no me dejes ayudarte y que me hayas perdido.
Pero sobre todo, sobre todas las cosas: Odio que si lees esto, en vez de reaccionar y decidir volver a aquél diciembre de 2008... Simplemente vas a odiarme más.
jueves, 24 de diciembre de 2009
Y ahora, ¿Qué?
Todo el mundo se ha preguntado alguna vez qué hay que hacer cuando no se sabe qué hacer. Y todo el mundo ha caído siempre en el mismo bucle de mierda que no te lleva a ninguna parte. Cuando el amor se disfraza de costumbre y los sueños del futuro se convierten en grilletes, las sonrisas se apagan y las preguntas se encienden con más de 1000 vatios, cegando por completo cualquier punto de salida al que pudieras dirigirte.
Y es entonces cuando esos interrogantes te acribillan: ¿Y si lo hago? ¿Y si no? ¿Y si me equivoco? Es que hay más pros que contras... Ya, pero ¿y las consecuencias? ¿Y si es lo acertado? ¿Y si todo se ha ido a la mierda? ¿Y si puedo salvarlo? ¿Y si no?
Pero cuando llevas tanto tiempo caminando sobre la cuerda floja y te sangran los pies, llevado ya tan doloroso recorrido sólo tienes ganas de caer al vacío. Porque estás seguro de que el dolor de estamparte el craneo contra el suelo será mucho más suave que el de continuar aguantando allí arriba con los pies en carne viva.
Porque cuando llegas al filo de la navaja sólo puedes hacer dos cosas: Cortarte o soltarla.
domingo, 29 de noviembre de 2009
Heal me
- Ella te dijo hace un tiempo que tú la llegaste a convencer con tontas historias de que estaríais juntos para siempre, pero que no iba a ser así.
- Lo sé, tengo esas palabras haciéndome todavía un nudo en la garganta ¿Y?
- Sabes que no es cierto. Ella sólo vive para morir a tu lado, hasta el fin del mundo.
- ...
- Ve y abrázala. Sabes de sobra dónde encontrarla.
sábado, 28 de noviembre de 2009
¡Despierta!
Es una sensación horrible, levantarte entre palpitaciones en las sienes, sudor y pinchazos como alfileres en el pecho. Intentas orientarte en medio de la oscuridad, buscando a tientas la luz y deseando aplicar algo de claridad entre el parkinson que devora tu cuerpo.
Y entonces, te acuerdas. No gritas por no despertar a los que moran la casa, pero lo deseas con todas tus fuerzas, casi tanto como olvidar todo lo que tu mente ha deformado mientras dormías. La sangre, las mutilaciones, los gritos de súplica y dolor, tus miradas de indiferencia y... El cuerpo de quien amas arrojado en el suelo, como si no importara, como si no fuera nadie.
Te sube una angustia hasta la garganta que te da arcadas, TÚ te das arcadas. Y entre las ganas de vomitar y las incesantes presiones del corazón, lloras por la imagen en tu cabeza... Pero sobre todo porque lo has hecho tras tu subconsciente.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)